10 de julio de 2011

REFLEXIONES

Ayer veníamos por carretera mis hijas y yo, y una de ellas, de apenas 5 años de edad, repentinamente me pregunta: "Mami, sólo las personas inteligentes dan mucho amor verdad? No pelean, ni regañan duro verdad?.
Luego de una contundente afirmación, sólo pude reir y darle un beso.
Hasta luego!

7 de julio de 2011

OPRESIÓN DE BUENA INTENCIÓN


"El impulso que experimentan las mujeres a "curarlo todo y arreglarlo todo" es una peligrosa trampa creada por las exigencias que nos imponen nuestra cultura y que consiste sobre todo en las presiones que nos obligan a demostrar que no estamos ahí sin hacer nada como unos pasmarotes sino que poseemos un valor amortizable; podríamos decir incluso que en algunas partes se nos obliga a demostrar que valemos para algo y que, por consiguiente, tenemos derecho a vivir” 

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La descarga

Comienzo con esta cita textual del libro “Las Mujeres que corren con los lobos” de Clarissa Pikola, para decretarme: 1.- Obstinada de trabajar para ser perfecta; 2.- Harta de aparentar  que no siento un amor que padezco y que resultó ser imposible, viviéndolo intensamente desde todas partes; y 3.- Me declaro rebelde ante los “principios” que no permiten desdeñar y descubrir lo que realmente hay dentro de mí.
Muchas mujeres pasan casi toda la vida privándose ser “pecadora” ante una sociedad que te precisa y te atribuye “responsabilidades de una mujer fundamentosa”, incluso,  antes de nacer.

En la ardua tarea de ser madre me he preguntado varias veces:  ¿mamá es ser institutriz  que modela las decisiones , los desafíos y hasta las equivocaciones de mis hijos (en mi caso)?. Pues la verdad, es que no quiero ser una mamá cruel llena de buenas intenciones. Sólo aspiro mostrar a través de mi ejemplo, con equivocaciones y otras diversiones, las batallas que por nuestra naturaleza salvaje implementamos para buscar sentirnos bien, y que esa búsqueda requiere muchas veces lamernos las heridas, como las lobas cuando defienden su territorio y sus crías, y redimirnos ante el acecho de una sociedad altamente injusta.
Asumo la responsabilidad que esta decisión implica, de ser “pecadora de vez en cuando”, pero me niego a seguir perpetuando la inquisición interna, sino, seré hereje de mi propia voluntad y naturaleza.
Bienvenidas a quienes critiquen, observen o me acompañen. 
Esta decisión se la dedico, con todo mi corazón, a mis miedos y a la pereza de ser verdaderamente auténtica.