11 de septiembre de 2011

OXÍGENO PARA AMAR EN SOCIEDAD


En pleno siglo XXI encontramos seres que intenta vivir a diario una mentira auspiciada por la insensatez de una sociedad absurda, cruel, vacía y con valores que se enseñan pero, sin embargo, cuesta mucho llevarlos a la práctica.

Si desde pequeños nos hubiesen mostrado la verdadera tolerancia hacia lo “diferente” de todo aquello que percibimos desde nuestras concepciones, juraría, aunque sea en vano, o tentando al pecado, que las guerras internas y/o individuales no arrastrarían a personas inocentes. Peco por concluir que dichas guerras  es el reflejo, a gran escala, de las carencias que ocasionan las grandes batallas que a lo largo de la historia se han llevado a cabo en nuestro preciado mundo. Todo empieza y termina por dos  conceptos: Amor y paz. 

Nunca sabemos qué tan diferentes y tolerantes somos hasta que nos toca.  Eso sí! Cada quien desde su trinchera. 

Más allá del olvido, del perdón y de las reflexiones que trae consigo el tiempo, la ¿madurez?*, la historia que narraré a continuación, encarna sobre los cuellos de quienes se atraviesan, sin querer y sin pedir permisos, en cada una de nuestras vidas. Es la historia de un par de seres en plana edad de la “experimentación” hormonal quienes se sumergen bajo el sentimiento que los acobijó tiernamente. Sólo deténganse un momento para escuchar la siguiente canción, reflejo de lo que fueron y de lo que son:  

http://www.youtube.com/watch?v=53ith7bNN8w (Abajo, si gusta, la traducción)


MÁS ALLÁ DEL AMOR Y DEL PERDÓN

Fue una noche de Julio, hace unos tantos años, dos miradas se tropiezan cuando buscaban otra salida.
Un encuentro de jóvenes, inquietos en calmar las ansias que cada uno traía desde sus hogares, inclusive, en el amor, dio inicio a una historia que duró muchos años en establecerse y muy pocos en romperse.
Juan, chico brillante y talentoso con la agudeza y la agilidad del discurso que un buen abogado debe tener. Carmelita, romanticona y ultrosa - “pero bellísima y tierna”- dictaminó Juan ante aquella mirada lejana que se engarzaba por los poros de una piel aun virgen.

Pertenecían a un grupo católico, debían dormir todos juntos en cuartos separados – porque la Ley de Dios así lo impone y porque el amor sólo se practica para procrear – comentaba el padre, con su respectiva y acostumbrada mirada inquisidora y, a la vez, sádica. Sin embargo, eso no pudo frenar la estampida de descubrimientos que a través de los besos furtivos llegaran a saborear cualquier boca. Ni siquiera, un manguito bocao sabía tan rico y tan sublime como fueron esos primeros mimos que se dieran los labios de aquellos efebos.  

Pasados apenas unos días, ya todos los compañeros, amigos y familias sabían y comentaban de este par. Ese muchacho se ve fundamentoso, – comentaba la abuela - buen mozo y es estudiado que es lo más importante Carmelita; ahora usted tiene que estudiar algo que le dé dinero suficiente para ser ¿FELIZ? –cerró la abuelita con esa “sabio” consejo.

Y así fue, Carmelita cumplió con tooooooda la sociedad y sus principios, costumbres, manuales, valores, ética y vaya usted a parar qué otra cosa más hay que hacerle el respectivo check list para ser una mujer ¿educada?*. Carmelita, sólo quería vivir, en libertad, el amor que en libertad escogieron, ambos, sin ataduras ni estudios, ni etiquetas, ni sonrisas mal habidas por doquier… sólo se vieron y eso bastó.

Por su parte, Juan, caballero y con un romanticismo que sólo Carmelita le despertaba, pensaba en una cosa, en una sola ¿confusión?*

Durante 10 años Juan y Carmelita seguían experimentándose mediante rupturas y hermosas e inolvidables reconciliaciones. 

A propósito de esa palabra “experimentar” Carmelita y Juan no paraban de hacerlo, pero cada quien por separado y con un terrible miedo. Ella sospechaba y él también. Sin embargo se casaron ¿felizmente?*. Carmelita tuvo el matrimonio que siempre quiso, mientras Juan, vio a Carmelita feliz, como siempre quiso.

Ya en un hogar, dispuestos a sufragar la relación tan admirada por todos, luego de dos años de casados, entre miradas, preguntas sin responder, sin predecir cualquier cosa que pudiera pasar por una cabecita como la de Carmelita, no tuvo otra opción que aceptarlo.

Actualmente Juan está en un país lejano, con Alberto, quien lo llenaría de su verdadera libertad y otras tantas. Carmelita con hijos también llena de libertades, y también, otras tantas que anda buscando. 

Más allá del amor y del perdón, Juan y Carmelita siguen siendo íntimos amigos y comparten, entre ellos, una relación más libre que nunca. Ambos, cuando se sumergen en el pensamiento de cada uno y de ese primer encuentro, elevan una canción que por siempre los reunirá.

Salud por ellos!!

Canción de Carmelita y Juan.
http://www.youtube.com/watch?v=IKCZ23pbFrA

*Sentido irónico del concepto en su contexto

Traducción al español de Unforgettable

Inolvidable, eso es lo que eres
inolvidable, estés lejos o cerca
como una canción de amor que se aferra a mí
¿cómo pensar en ti me hace cosas que
nunca nadie había logrado antes?

Inolvidable en cada forma

y para siempre, así te quedarás
es por eso, querida, que es increíble
que alguien tan inolvidable
piense que yo soy inolvidable también

1 comentario:

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